lunes, 23 de julio de 2007

Nota Revista VIVA (Parte 3)

La vida de un nadador
Una madrugada cordobesa cualquiera de los últimos años. Suena el despertador a las 3.30 AM. Salta Meolans, Pepe, de la cama; salta Meolans padre de la cama. Un café, una medialuna y el viaje a la pileta del Jockey para el primer encuentro con su ahora ex entrenador Garimaldi. “Cuando tocaba el agua a eso de las cuatro y media recién me daba cuenta de que estaba despierto. Al principio el agua caliente te duerme más, yo pongo piloto automático y canto canciones de Soda y le doy. De golpe cambiás el aire y te conectás. Me entrenaba hasta eso de las siete y después volvía a casa hasta las 11. Almorzaba temprano y al mediodía, gimnasio. Siesta y a la tarde otra vez al agua. Vivía al revés.” A veces llegaba a su casa tan molido que se desplomaba arriba de la mesa, maldiciendo a Dios, María Santísima y a Garimaldi, con ganas de largarlo todo.
En el año de los Juegos de Sydney, cambió su entrenador y vivió momentos más laxos de la preparación. “A medida que se acerca la hora en la carrera se hace más importante trabajar en calidad que en cantidad y vas haciendo una preparación más específica. Vas limando centésimas, de eso se trata. Ahora me levanto a las siete, voy a la pileta de 8 a 11; dos horas de gimnasio; almuerzo; siesta y un último turno de 16.30 a 18.30 en el agua”.
... Puede cambiar el entrenador o el entrenamiento, pero la lucha para bajar centésimas es una constante en la vida de José Meolans ...

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