lunes, 23 de julio de 2007

Nota Revista VIVA (Parte 2)

Crecer de golpe

La creciente del nadador fue más rauda que la del río de la infancia. En su Córdoba capital se sumó al equipo de los Garimaldi en la Asociación Gabriel Taborín, una cuna de los mejores nadadores de las últimas décadas. Creció, creció, creció y cuando se quiso dar cuenta ya estaba en la otra orilla. Se había convertido en una torre de 195 centímetros, pelo largo rubio por la cintura a lo vikingo y ya era conocido por ir pasando a mejor vida varios récords argentinos y sudamericanos que llevaban años en la caja fuerte. A fines de 1997 ganó el Olimpia de Oro. A fines de 1998 tocó el cielo cuando barrió con su propio récord nacional y sudamericano para los 50 metros libres. Más tarde, en un gesto patriótico desusado en el deporte amateur, se dio el lujo de rechazar una oferta de 12 mil dólares mensuales (144 mil dólares al año) para representar a España. “Soy argentino y no me hubiera gustado cambiar de nacionalidad”, dijo, y se conformó con ganar a duras penas la cuarta parte.
En abril de 1999 fue subcampeón mundial de los 50 metros libres en pileta corta y cumplió con el sueño de dejar en el camino al ruso Alexander Popov, el mejor velocista de la natación y además su ídolo.

1 comentario:

Cristian Corbalan dijo...

bien che....Al fin...jajaja