lunes, 23 de julio de 2007

JUEGOS PANAMERICANOS: Meolans regresa contento



Los Panamericanos no fueron tan pródigos en medallas como los de Santo Domingo (un oro y dos platas) para José Meolans, pero el cordobés no se va triste. "Me gustó lo que hice en la pileta. Me sentí bien", afirmó. El Tiburón se colgó una plata en 100 libre y ayer hizo el tiempo que consideraba necesario para meterse en el podio de los 50 (22s52), aunque el pelotón estuvo más rápido de lo previsto y él terminó quinto. El ganador fue el local César Cielo, con nuevo récord panamericano, de 21s84. Además, Pepe cerró la posta 4x100 estilos (fue cuarta: la completaron Joaquín Belza, Sergio Ferreyra y Mariano Caviglia).


Nota Revista VIVA (Parte 3)

La vida de un nadador
Una madrugada cordobesa cualquiera de los últimos años. Suena el despertador a las 3.30 AM. Salta Meolans, Pepe, de la cama; salta Meolans padre de la cama. Un café, una medialuna y el viaje a la pileta del Jockey para el primer encuentro con su ahora ex entrenador Garimaldi. “Cuando tocaba el agua a eso de las cuatro y media recién me daba cuenta de que estaba despierto. Al principio el agua caliente te duerme más, yo pongo piloto automático y canto canciones de Soda y le doy. De golpe cambiás el aire y te conectás. Me entrenaba hasta eso de las siete y después volvía a casa hasta las 11. Almorzaba temprano y al mediodía, gimnasio. Siesta y a la tarde otra vez al agua. Vivía al revés.” A veces llegaba a su casa tan molido que se desplomaba arriba de la mesa, maldiciendo a Dios, María Santísima y a Garimaldi, con ganas de largarlo todo.
En el año de los Juegos de Sydney, cambió su entrenador y vivió momentos más laxos de la preparación. “A medida que se acerca la hora en la carrera se hace más importante trabajar en calidad que en cantidad y vas haciendo una preparación más específica. Vas limando centésimas, de eso se trata. Ahora me levanto a las siete, voy a la pileta de 8 a 11; dos horas de gimnasio; almuerzo; siesta y un último turno de 16.30 a 18.30 en el agua”.
... Puede cambiar el entrenador o el entrenamiento, pero la lucha para bajar centésimas es una constante en la vida de José Meolans ...

Nota Revista VIVA (Parte 2)

Crecer de golpe

La creciente del nadador fue más rauda que la del río de la infancia. En su Córdoba capital se sumó al equipo de los Garimaldi en la Asociación Gabriel Taborín, una cuna de los mejores nadadores de las últimas décadas. Creció, creció, creció y cuando se quiso dar cuenta ya estaba en la otra orilla. Se había convertido en una torre de 195 centímetros, pelo largo rubio por la cintura a lo vikingo y ya era conocido por ir pasando a mejor vida varios récords argentinos y sudamericanos que llevaban años en la caja fuerte. A fines de 1997 ganó el Olimpia de Oro. A fines de 1998 tocó el cielo cuando barrió con su propio récord nacional y sudamericano para los 50 metros libres. Más tarde, en un gesto patriótico desusado en el deporte amateur, se dio el lujo de rechazar una oferta de 12 mil dólares mensuales (144 mil dólares al año) para representar a España. “Soy argentino y no me hubiera gustado cambiar de nacionalidad”, dijo, y se conformó con ganar a duras penas la cuarta parte.
En abril de 1999 fue subcampeón mundial de los 50 metros libres en pileta corta y cumplió con el sueño de dejar en el camino al ruso Alexander Popov, el mejor velocista de la natación y además su ídolo.

lunes, 16 de julio de 2007

Nota Revista VIVA (Parte 1)

Sus comienzos
Tenía seis meses cuando sus padres jugaban a pasárselo como una pelota en la pileta de sus abuelos en Morteros – un pueblito del noroeste de Córdoba limítrofe con Santa Fe – y cada tanto lo sumergían para ver cómo reaccionaba. En un parpadeo, el bebé pasaba del estupor por la falta de aire a un ataque de risa desenfrenado no bien salía a flote. Se divertía como loco; estaba como pez... estaba en la suya. Andaría por los 70 centímetros José Meolans cuando se encontró con su primer elemento.
A pesar de esos precoces arrumacos, el romance formal esperó hasta los cinco años. La compra de una casa de fin de semana en Carlos Paz, justo a orillas del río San Antonio, le dio a mamá Meolans la coartada perfecta para familiarizar a Pepe y a su hermana Laura con el arte de dominar al agua. “Cuando vienen las crecientes desde las Altas Cumbres el río puede ser muy peligroso – recuerda mamá Isabel, licenciada en psicología -, así que le dije a mi marido que si no podíamos evitar que les pasara algo por accidente, sí podíamos cubrirnos de cualquier negligencia. Lo mismo pasaba en Morteros, un pueblo limítrofe con Santa Fe donde vivían mis padres y los chicos pasaban el verano. Había una pileta grande y no nos animábamos a dejarlo solo por miedo a que se ahogara. Me acuerdo que hasta pensábamos en atarlo a la orilla por las dudas.” Fue así que decidieron mandarlo a aprender a nadar un verano en Morteros. “Le pedimos a Jorge Tosolini, un chico que acababa de recibirse de profe de educación física, que le enseñara. Lo hizo y no sólo eso, vislumbró enseguida un futuro”. Unas semanas después corrió la primera carrera de su vida en la pileta del Tiro Federal. “Me dijeron que lo inscribiera porque tenía condiciones”, cuenta la mamá. “Yo pensé, ‘el enano se me ahoga’ y le di permiso, pero le aconsejé que si no llegaba a la otra punta que flotara”. Papá Raúl evoca un más que perdonable blooper en la largada: “Se tiró y empezó nadando pecho por error, dando ventaja contra los otros que nadaban crawl, pero enseguida lo corrigió y braceando a lo loco terminó primero”. Mamá lo esperaba con el postre: “Salió muerto del agua. Me acuerdo que corrí a envolverlo con una toalla y, no sé muy bien por qué, ya que el deporte nunca me interesó, me salió decirle: ‘¡Bien Josito, hasta las Olimpíadas no paramos!’ Andá a saber la fuerza que habrá tenido ese mensaje a nivel subconsciente que mirá lo que pasó después”.
Pronto el miedo por las crecientes del río San Antonio se transformó en el show de las crecientes. Para ese entonces, José tenía ya 10 años. Y se paraba en la orilla del río a ver las aguas bajar turbias desde las sierras. Y esos vecinos, ¿qué hacían mirando al río como hipnotizados? Conocían al flaquito rubio de pelo lacio y sabían que si había creciente habría función. El pibe dejaba pasar la basura y los troncos más peligrosos y se tiraba braceando fuerte contra la corriente para completar el cruce olímpicamente. Para ganarle al río no sólo hay que tener coraje y aire, además hay que conocerlo, básicamente para saber dónde están las piedras. José lo tenía estudiado tan al detalle que se tiraba con los ojos cerrados. Un día la corriente fue tan densa que le movió una piedra de lugar y José se tiró de cabeza al hospital. Una cicatriz en los labios todavía lo atestigua.



Fuente: Revista Viva (6 de agosto de 2000)

martes, 10 de julio de 2007

Ficha Técnica

Nombre: José Meolans
Deporte: Natación
Lugar de nacimiento: Córdoba, Argentina
Fecha de nacimiento: 22 de Junio, 1978
Equipo: River Plate
Estatura: 1,97 mts.
Peso: 90 kg.
Estado civil: Soltero

miércoles, 4 de julio de 2007

Biografía

José Martín Meolans nació el 22 de junio de 1978 en Villa Carlos Paz, provincia de Córdoba. A los 5 años, ya sabía nadar...

Meolans, nadador argentino en estilo libre, a los 17 años participo en el Campeonato Argentino realizado en Gimnasia y Esgrima (Buenos Aires) y se consagró como el primer nadador argentino en bajar los 50 segundos en 100 metros libre (49''86).
En 1998 obtuvo la medalla de oro en los 50 metros libre en la Copa del Mundo de Rio de Janeiro.

Fue ganador del titulo de los 50m en estilo libre en el Campeonato Mundial FINA Short Course de 2002 en Moscu. En 2003 gano la medalla de oro en los 100 m de estilo libre en los Juegos Panamericanos. En el 24° Campeonato Internacional de 2006 en Oporto, Portugal, Meolans gano dos medallas de oro en estilo libre: 50 metros en 23s 14 y 100 metros en 50s 66, y una medalla de bronce en el Campeonato Mundial FINA Shot Course en 100 estilo libre de 2006.